SE ACABO (por fin) LA TAL LITISPENDENCIA. QUE PAGUEN

Sabéis que no nos parecía bien siquiera poner en duda si, una vez que conseguimos anular el ERE del segundo semestre de 2013, podríamos encontrarnos con que fueran de aplicación las medidas unilaterales que, previas a aquel acuerdo de madrugada y sin testigos, había impuesto la empresa.

Sabéis también que, como algunos otros pocos sindicatos, una vez anulado aquel ERE y en vistas de que no nos pagaban a pesar de haber perdido, fuimos a la Audiencia Nacional a solicitar las ejecuciones individuales de aquella sentencia.

Y sabéis que el magistrado, al ver que otros sindicatos habían interpuesto otro procedimiento para ver si eran o no de aplicación las unilaterales, vio una salida adecuada, dijo que había litispendencia y que la devolución del dinero habría de esperar y que dependería de si eran o no de aplicación esas medidas.

De ésto, un año más o menos. Cuando pensábamos que íbamos a cobrar de una vez, ni cobrar y además estar ante el peligro de que nos hubiera salido rana el asunto. Afortunadamente, hoy conocemos que, después de recursos y contra recursos para diferir el pago, ya no hay litispendencia: definitivamente no son de aplicación las unilaterales.

Así que, si bien en condiciones de normalidad, la empresa debería asumir las resoluciones judiciales y pagar, máxime cuando les acaban de firmar otra huída hacia delante en forma de nueva prórroga-ERE para que, de momento, le salga gratis el asunto y encime le sobre dinero, aquí, lo de la normalidad y lo de “les males perres d´estus guajes”, llevan caminos separados, así que, si no pagan _todavía_ habrá que reactivar en la Sala de lo Social de la Audiencia Nacional las demandas individuales, actualizando las cantidades calculadas, claro está, con los intereses legales correspondientes. Si es que siguen empeñados en que su deuda se nos convierta en un buen plazo fijo a un interés de dos dígitos no visto desde hace décadas.

Ellos verán. Pero nosotros vamos a cobrar. Por justicia. Y lo saben.

Seguimos fuertes. Hay que combatirlos.

Cerrar menú