Una nueva era comunicativa con apagón a las 3. No nos duela.

Nada quisimos especular acerca de la videocomparecencia preparada para este martes y menos dar rienda suelta a la especulación. Entendimos más lógico realizar un análisis posterior, una vez seguida, como no puede ser de otra manera, con la mayor atención.

De lo presenciado, a modo de esquema, podríamos sacar tres lecturas:

 

La primera: Se dice inaugurar una etapa comunicativa, propia del marketing de humanizaciones tan de moda en los departamentos creados ad hoc y a la que no hay nada que objetar. El que manda, manda y si hay que preparar set y cámara, se prepara.

La segunda: Se repasa lo mucho conseguido, reconociendo que ha sido, básicamente, con el esfuerzo de tod@s (que nos lo pregunten a nosotr@s, que somos los paganos) y se amenaza con nuevas estrategias que, salvo error, soportaremos de nuevo los de a pie. Antes de empezar con lo nuevo, se supone empiecen pagando lo que se debe. Que para eso lo hemos ganado esta asociación y otros.

La tercera: Se abandona la reiterada y categórica negación de la evidencia, para hablar ahora abiertamente de posibles acuerdos y de que…de lo otro… a día de hoy… no hay nada… pero… mañana… O sea, quien quiera entender que entienda. Pero el río suena.

 

Especialmente curiosa la apertura del turno de supuestas preguntas que, convenientemente resumidas en bloques, parecían querer empezar por referirse a los aspectos laborales que tanto nos afectan casi desde que este banco es banco.

Pues bien: no nos duela haber remitido decenas de preguntas para que acaben agrupadas en bloques también ad hoc y, cómo no, queden sin resolver, esas y otras, por un apagón que, a modo de  botón del pánico, corta la comunicación justo siendo las 3. Vamos, como en las reuniones del briefing, por poner sólo un ejemplo.

Para todo esto, movilización para que los y las de vacaciones, de días libres y hasta de bajas, se acercaran a las oficinas para no perderse el asunto. Casi siempre más papistas que el propio papa y además, para colmo, en modo continuo.

Pues ya ven como son las cosas. Quién se lo iba a decir. A partir de ahora, prepárense para el apagón de las 3. Aprendan del jefe. De una vez.

Y todo el resto, a seguir en la brecha, con el aliciente de que, con esto de lo moderno y lo mediático, ahora que se acerca Navidad, se abren opciones para asistir a más eventos que el tradicional discurso del monarca. Hay esperanza. ¿O no?.

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